A modo de introducción

Este blog está creado como proyecto de la asignatura “animación a la lectura”. Es un trabajo de la facultad de educación de Málaga.

24 de noviembre de 2010

Paisajes inexplorados


El sol se presentaba imponente esa mañana. Habían sido varios días de un pesado caminar y, según mis cálculos, hoy era el día en que llegaría a su fin. Los rayos de sol se reflectaban en mi armadura deslumbrando los campos por los que iba dejando mi huella. El cinto de mi arma continuaba con su oscilante sonido al resonar en mis piernas. Sentía la brisa de la primavera acariciando mis barbas y mi cabello. No recuerdo el tiempo que llevaba en soledad y en constante peregrinaje de vuelta a casa. Mi memoria me permite entrever en escasas ocasiones el desgastado amurallado de mi ciudad. En algunas noches puedo recordar la sonrisa de mi mujer y de mis hijas despidiéndome desde la puerta de casa cuando empezó todo esto.
Han pasado cuatro años. Y hoy, por fin, vuelvo a casa. Ha terminado la guerra.

Tras largas y ansiosas horas el sol ya no está como al despertar. Ahora el cielo se tiñe con un melancólico color púrpura difuminado con un esperanzador naranja. El camino que recorro empieza a resultarme familiar. Los, cada vez más, frondosos bosques y anchos caminos me van devolviendo el olor de mi hogar. Noto la cansada respiración de mi corcel bajo mi pecho. Su trotar ha ido menguando desde que partimos. Pero aquí sigue. Sabía que no me defraudaría.
Mi cuerpo empieza a temblar de ilusión por volver a la normalidad. Aunque mi normalidad ya casi se había convertido en otra. Han sido demasiados días de combates intensos, noches sin dormir y miradas que se perdían en la tranquilidad infinita bajo el filo de mi espada.
Soy el capitán de las tropas del condado del norte. Tras cuatro interminables años en el frente de batalla me han dejado salir de ese maldito círculo de guerras. Parece mentira. Por fin podré volver a abrazar a mi hija y ver como crece. Por fin podré volver a besar a mi esposa como el primer día. Por fin.

No se por qué, pero me lo esperaba.
Ahí estaba mi ciudad, donde siempre, como siempre salvo por el pequeño detalle de un ejército asediándola. Quizás he olvidado decir que mi nombre ha sido sinónimo de terror en las tropas enemigas durante todo este tiempo. La noticia de mi retirada ha debido llegar a oídos de los comandantes del ejército rival. Sabía que no podría salir de este hoyo que yo mismo he cavado.
Debían iniciar su conquista, pero en los mapas no se cavilaba la opción de que empezaran por mi pueblo natal. No habían escatimado en recursos. Las lanzas de los escuadrones que se acercaban se perdían en el horizonte. Habían venido con toda su maquinaria. Para colmo, una preciosa bestia alada reinaba entre las nubes. Era un espectáculo digno de dioses. Un dragón. Sus escamas azules brillaban con el tono del atardecer. Sus enormes alas parecían cubrir el cielo de punta a punta. Sus gritos retumbaban en los corazones de todos los presentes a aquel acontecimiento divino.

Mi ser pareció detenerse. Todo mi pasado pasó ante mis ojos en cuestión de segundos y cada llamarada que surgía de entre las fauces de aquella monstruosidad parecía quemar todos mis recuerdos e ilusiones. Y, por lo que mi instinto me susurró, mi presente y futuro también estaban relacionados con esas llamas. Un brillo en los ojos de aquel castigo que había cobrado forma física pareció intuirme entre las malezas.
No me dio tiempo si quiera a reaccionar. Cuando quise darme cuenta ya estaba encima mía. Pensé en mi mujer, en mi hija, en mi casa, en la vida que tenía por delante, en el qué sería de mí…

Os terminaría de contar como acabó todo aquello pero no puedo, lo siento. Realmente, realmente esa mezcla de toxina de azufre y calor intensificado me acarició el alma. Tuve que cerrar el libro.

“Es imposible vivir tantas vidas como nos gustarían. Un libro es una puerta que te abre a un rato de otra vida. Puedes vivir lo que quieras y cuando quieras. Fantasías, momentos históricos, historias de amor que parecen no existir en la realidad, investigaciones casi irreales… Resulta difícil darle un sentido a la vida o una emoción en determinadas ocasiones.
Es bueno evadirse de vez en cuando a este otro mundo lleno de puertas con mil vidas por sentir.”

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